sábado, 16 de abril de 2016

Restaurador de la visión

Parece el ojo de un androide del cine, pero simboliza una esperanza para millones de personas que padecen retinopatía y degeneración macular relacionada con la edad, dos causas principales de ceguera.

Funciona así: una minicámara, acoplada a unos lentes que usa el paciente, capta imágenes casi del mismo modo que un ojo real, y las transmite inalámbricamente a un microchip revestido de titanio inserto en el ojo. El chip estimula las células nerviosas de la retina, que envían las imágenes al cerebro por el nervio óptico.

“El implante no restaura totalmente la visión — admite el coinventor John Wyatt, ingeniero del Instituto Tecnológico de Massachusetts—, pero nuestra meta es dotar al usuario con la suficiente para que pueda caminar por espacios familiares sin bastón ni lazarillo”.


Las investigaciones, al margen de estos nuevos dispositivos, continúan para hallar la forma de evitar la ceguera “genética” y tratar de forma rápida y efectiva la producida por causas externas a los genes a lo largo de la vida, teniendo como meta ofrecer la posibilidad de una vida con imágenes a todas las personas que hoy sufren la ausencia de visión y garantizarlo a las futuras generaciones que vendrán.


Miriam Arjona Jiménez

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